El 25 de mayo se conmemora la instauración,
el año 1963 en Addis Abeba, Etiopía, de la Organización de la Unidad
Africana (OUA), a la que sucede, la Unión Africana (UA).
La Unión Africana ha sido el motor de
desarrollo de una serie de instituciones regionales, que incluye el
Parlamento Panafricano, el Consejo de Paz y Seguridad, y programas como
la Nueva Estrategia de Cooperación para el Desarrollo Africano (NEPAD).
Todas reflejan el deseo de África de consolidar los valores de paz
duradera, respeto de los derechos humanos, buena administración de los
asuntos públicos y desarrollo sostenible.
Es difícil referirse a África sin recurrir a
términos evocadores y fuertes a la vez. El pueblo y el territorio
africano son un arco iris de calidez, ritmo y alegría de vivir. Sin
embargo, esa explosión de vida y de belleza convive con el sufrimiento
que provocan la pobreza, el VIH / SIDA, la inseguridad alimentaria, el
subdesarrollo y los conflictos armados.
Cifras para pensar:
* El último informe del Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) señala que de los últimos 50
países con el Índice de Desarrollo más bajo, 40 son africanos.
* Cerca de 936 millones de personas viven
en África, de ellas, 315 millones lo hacen en la pobreza a pesar de las
enormes riquezas del continente.
* 460 millones tienen dificultades para alimentarse, 50 millones pasan hambre crónica.
* 300 millones, en su mayoría habitantes de
zonas rurales, no tienen acceso al agua potable, 313 millones, carecen
de servicios básicos de saneamiento.
* Más de 200.000 niños son utilizados como soldados, esclavos domésticos o dedicados a la prostitución.
* Más de 78 millones de niños están sin escolarizar, la mayor parte, son niñas.
* En África subsahariana hay 28 millones y medio de infectados por el VIH, de los que el 60 por ciento son mujeres.
* Solo en dos conflictos: Sudán – Darfur y
República Democrática del Congo, se han producido de una u otra manera, 7
millones de víctimas.
Un continente con enormes riquezas
naturales, cuya historia, cultura, leyendas y enormes posibilidades
turísticas lo convierten en una fuente de recursos.
Pero también hay datos positivos:
La mortalidad infantil en 16 de los 20
países del África negra se ha reducido a una velocidad inusitada, según
un informe publicado por “The Economist” citando fuentes del Banco
Mundial (BM). Gabriel Demombynes, representante en Nairobi del BM,
afirma que la estadística “representa una historia de éxito que apenas
ha sido reconocida”.
Según los datos contrastados desde 2005, 12
de los 16 países africanos investigados han experimentado reducciones
anuales del 4,4 por ciento de mortalidad infantil, y tres -Senegal,
Ruanda y Kenia- caídas del 8 por ciento. Se sitúan así en el nivel de
mortalidad infantil de la India, que constituyó por su parte una de las
mayores historias de éxito en la lucha contra la mortalidad infantil en
las últimas décadas.
La clave no ha sido la ayuda
exterior, sino una combinación de políticas gubernamentales adecuadas en
prácticamente todo el África subsahariana. Para Demombynes, se
trata de la suma de crecimiento económico, políticas específicas de
salud pública y la difusión de insecticidas que han reducido la
enfermedad de la malaria.
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