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martes, 15 de marzo de 2016
lunes, 16 de noviembre de 2015
Gijón pierde población
Gijón perdió 1.541 habitantes en 2014
La caída del número de extranjeros, 1.426 menos, principal causa del descenso del padrón.
La ciudad inició 2015 con 278.285 habitantes, frente a los 279.826 del 1 de enero de 2014, lo que supone una bajada del 0,55%
La ciudad inició 2015 con 278.285 habitantes, frente a los 279.826 del 1 de enero de 2014, lo que supone una bajada del 0,55%
La inmigración que durante años sirvió para maquillar los datos demográficos de la ciudad, en progresión descendente al igual que los del resto de la región, ha pasado de evitar los registros negativos en el padrón a ser la principal protagonista de su caída. En 2014, Gijón volvió a perder población. En concreto, 1.541 habitantes. Y por segundo año consecutivo vio cómo se reducía el número de vecinos con pasaporte extranjero, que cayó un 9,2%, situándose en cifras inferiores a las que había en el año 2010.
Según la última actualización de datos del padrón del Ayuntamiento, Gijón dio la bienvenida a 2015 con 278.285 vecinos, lo que representa un descenso del 0,55% con respecto a los 279.826 residentes que había el 1 de enero de 2014. Por su parte, el número de extranjeros censados se redujo en el mismo periodo de 15.446 a 14.020 personas, esto es, 1.426 menos, una cifra que representa casi el 92,5% del descenso global. Esto ha supuesto además una bajada del peso de la población extranjera sobre el total de la ciudad. Actualmente, tienen nacionalidad de otro país el 5,03% de los vecinos de Gijón, frente al 5,51% de hace un año y el 6,13% de enero de 2013.
El 38,9% de los residentes extranjeros tienen pasaporte de otro país de la Unión Europea, frente al 44,1% de principios de 2014. En concreto, el número de ciudadanos comunitarios empadronados en Gijón ascendía el 1 de enero a 5.456 personas, cuando doce meses antes había 6.826. El descenso ha sido del 20%. El número de extracomunitarios, sin embargo, se ha mantenido prácticamente estable, con una reducción de tan sólo del 0,64%: de 8.620 a 8.564.
Rumanía se mantiene, con gran diferencia, como el país extranjero con más representación en el padrón gijonés. Y la comunidad rumana es, también, la que más bajas ha registrado en los últimos doce meses. En concreto, 453. Los súbditos de Bucarest pasaron en un año de 3.599 a 3.146, lo que supone un descenso del 12,5%. Este dato supone un cambio de tendencia, pues aunque en 2013 se registró ya una importante caída de la población extranjera, la colonia rumana seguía aún al alza. Y pese a la caída registrada en 2014, sigue representando el 22,4% del censo de extranjeros.
Los portugueses son el segundo colectivo que más empadronamientos ha anulado. De los 644 ciudadanos lusos que había hace un año, se ha pasado a 462, un 28,2% menos. Les siguen los búlgaros, que redujeron su presencia en Gijón un 31,2%, con 137 bajas. Si el 1 de enero de 2014 se contaban en la ciudad 439 pasaportes de Bulgaria, un año después solo quedan 302. En los puestos de cabeza de la pérdida de 'embajadores' se sitúan también Italia -bajó de 537 a 415-, Francia -de 323 a 222-, Reino Unido -de 314 a 232-, Polonia -de 237 a 167-, Ecuador -de 494 a 426- y Alemania -de 209 a 145-.
En el extremo contrario se sitúa la colonia paraguaya, que a lo largo de 2014 se incrementó en 31 personas, pasando de 538 a 569 empadronados. El número de marroquíes también creció, de 691 a 721. Este incremento de 30 personas permite a esta comunidad situarse como la tercera más numerosa de Gijón, adelantando a la colonia colombiana, que perdió 59 representantes y se quedó en 685.
En los últimos doce meses en Gijón se contaron también 25 argelinos más que en 2014 (suman ya 296), 23 nigerianos (178), 23 ecuatoguineanos (36), 21 paquistaníes (178), 14 chinos (582), 12 estadounidenses (161) y 11 filipinos (97). Otros 36 países aumentaron también su presencia en Gijón, aunque el incremento fue inferior a una decena de personas.
131 nacionalidades
Además de la española, el padrón recoge actualmente 131 nacionalidades diferentes, además de tres vecinos apátridas y otros tres identificados como pertenecientes a «países sin relaciones diplomáticas». Eslovenia, Luxemburgo, la República Centroafricana, Benin, Gabón, Irán, Kazajistán, Kirguistán, República de Macedonia, Maldivas, Mauricio, Ruanda, San Marino, Sri Lanka, Sudán, Taiwán, Togo, Zambia, Emiratos Árabes Unidos, Libia, Malaui y Nueva Zelanda solo cuentan con un ciudadano empadronado en Gijón. De los cuatro últimos países, de hecho, hace un año no había representación. Tampoco de Kenia y Eritrea, que entran en la lista con dos personas cada uno. Por su parte, Islandia, Laos y Somalia han dejado de aparecer en la relación de nacionalidades y Chipre y Malta son los únicos países de la Unión Europea sin representación.
La distribución de sexos varía en función de los países, con una mayor prevalencia femenina en comunidades como la paraguaya (398 mujeres y 171 hombres) y la brasileña (532 mujeres y 240 hombres) y más peso de los varones entre senegaleses (406 hombres y 67 mujeres), paquistaníes (155 y 23) y marroquíes (456 y 265).
Fuente: "El comercio" Versión digital. 13/01/2015
miércoles, 11 de noviembre de 2015
¿Qué es un país?
Los países que no reconoce ningún mapamundi
David Robson. BBC Earth.9/11/2015
David Robson. BBC Earth.9/11/2015
El globo terráqueo, según parece, está lleno de pequeñas (y no tan pequeñas) regiones, que tienen las características de países reales: una población, un gobierno, una bandera y una moneda.
Algunos de ellos incluso pueden emitir pasaportes electrónicos.
Sin embargo, por diversas razones, no se les permite tener representantes en las Naciones Unidas, y son ignorados en la mayoría de los mapamundis.
¿Qué es un país?
Middleton, geógrafo en la Universidad de Oxford, trazó estas líneas ocultas en su nuevo libro, An Atlas of Countries that Don’t Exist ("Un atlas de países que no existen"), publicado por Macmillan en 2015.
Hojeando sus páginas, uno siente como si se adentrara en un mundo paralelo, con una vibrante historia olvidada y una rica cultura.
Este mundo paralelo incluso tiene su propia liga internacional de fútbol.
La búsqueda de Middleton comenzó, muy apropiadamente, con Narnia.
Estaba leyendo "El León, la Bruja y el Ropero", de C.S. Lewis, a su hija de seis años y Lucy, la protagonista principal, acababa de atravesar las bolas de naftalina y los abrigos de piel hacia una tierra mágica.
Algo sobre la fantasía atrajo a Middleton. Como geógrafo, se dio cuenta de que no tienes que utilizar magia para visitar un país que "no existe" a los ojos de la mayoría de los demás Estados.
Sin embargo, no esperaba encontrar un mundo tan vasto.
"Cuando empecé a observarlos, me sorprendió cuántos hay", dice. "Podría haber escrito un libro tras otro".
El problema, dice, es que no tenemos un clara definición de lo que es un país, lo cual, "como geógrafo, sorprende bastante".
Algunos hablan de un tratado firmado en 1933, durante la Conferencia Internacional de Estados Americanos, en Montevideo, Uruguay.
La "Convención de Montevideo" establece que, para convertirse en un país, una región necesita tener las siguientes características: un territorio definido, una población permanente, un gobierno y "la capacidad para relacionarse con otros estados".
Aún así, muchos países que reúnen esos criterios no son miembros de las Naciones Unidas (comúnmente aceptadas como el "sello final" para que un país se convierta en Estado).
UNN, Naciones No Representadas
Para su lista, Middleton se centró en los países que cumplen la Convención de Montevideo, con un territorio fijo, una población y un gobierno, pero que no están representados en la Asamblea General, aunque muchos de ellos son, por el contrario, miembros de las Naciones Unidas No Representadas (UNN, por sus siglas en inglés), un organismo alternativo para luchar por sus derechos.
Image copyright Adam Proctor Image caption Lakota: "nunca hubo en nuestra historia ningún caso más grave de tratos deshonestos
Algunos de estos nombres resultarán familiares a cualquiera que haya leído un periódico: territorios como Taiwán, el Tíbet, Groenlandia y el Chipre del Norte.
Otros son menos conocidos, pero no por ello menos importantes; Middleton habla de muchos ejemplos de poblaciones indígenas que pretenden reafirmar su soberanía.
Una de las historias más inquietantes, dice, es la de la República de Lakota, con una población de 100.000 habitantes.
Justo en el centro de los Estados Unidos (al Este de las Montañas Rocosas), esta república es un intento de la tribu sioux de Lakota de recuperar las sagradas Colinas Negras.
Su desesperada situación comenzó en el siglo XVIII. En 1868 firmaron, por fin, un trato con el gobierno estadounidense en el cual les prometían el derecho a vivir en las Colinas Negras.
Desgraciadamente, no tuvieron en cuenta la fiebre del oro, y el gobierno pronto se olvidó de este acuerdo, al tiempo que sus representantes se abalanzaban sobre la tierra sagrada. El pueblo Lakota tuvo que esperar más de un siglo para obtener unas disculpas cuando, en 1998, un juez del Tribunal Supremo concluyó que "nunca hubo en nuestra historia ningún caso más grave de tratos deshonestos".
El Tribunal decidió compensar a los sioux con cerca de US$600 millones, pero rechazaron el dinero.
"Ellos dicen que aceptar el dinero habría sido como estar de acuerdo con el crimen", explica Middleton.
En 2007, una delegación marchó por Washington para declarar su separación formal de los Estados Unidos, y organizaron una batalla legal para lograr su independencia.
Barotselandia, Ogonilandia y más
Batallas similares se están librando en todos los continentes.
Está Barotselandia, un reino africano con una población de 3 millones y medio de habitantes, que presentó un caso para separarse de Zambia; y Ogonilandia, que está intentando retirarse de Nigeria; ambos declarados independientes en 2012.
Barotselandia tiene más de tres millones de habitantes.
En Australia, por otro lado, la República de Murrawarri se creó en 2013, después de que la tribu indígena escribiera una carta a la reina Isabel II, pidiéndole que aprobara su legitimidad para gobernar la tierra.
Los Murrawarri le dieron 30 días para responder y, ante su rotundo silencio, reafirmaron formalmente su petición para gobernar su antigua patria.
No todos los países incluidos en el libro de Middleton tienen raíces históricas tan profundas; a menudo, son creados por individuos bastante excéntricos que quieren establecer un estado nuevo y más justo.
Middleton habla de Hutt River, en Australia, un pequeño "principado" establecido por una familia de agricultores que querían escapar a las estrictas cuotas de grano del gobierno; desarrollaron sus propios títulos reales, su moneda y su servicio postal.
"Tienen un sello de negocio próspero", dice Middleton (aunque, en un principio, las cartas tenían que ser enviadas en avión, a través de Canadá).
Después de décadas de lucha, el gobierno se rindió y la familia no tuvo que pagar más tasas en Australia.
La democracia de Christiania
En Europa puedes encontrar Forvik, una pequeña isla del archipiélago de las Shetland, fundada por un inglés, con el objetivo de promocionar la transparencia gubernamental.
El gobierno danés hace la vista gorda con lo que ocurre en Christiania, que en 2006 celebró 30 años de existencia.
También Sealand, en la costa británica y Christiania, en el corazón de Copenhague.
Este último país fue formado por un grupo de ocupas ilegales, que vivían en un antiguo cuartel del Ejército en 1971.
El 26 de septiembre de ese año lo declararon independiente, con su propia "democracia directa", según la cual cada uno de los habitantes (que ahora son 850) puede votar sobre cualquier asunto importante.
Hasta ahora, el gobierno danés ha hecho la vista gorda a sus actividades; fumar cannabis, por ejemplo, es legal en Christiania, pero está prohibido por ley en el resto de de Dinamarca.
Países que rompen el concepto de país
Las últimas páginas del Atlas de Middleton
contienen dos ejemplos radicales que cuestionan todos los significados
que le otorgamos a la palabra "país".
Pensemos en Atlantium. Su
capital, Concordia, pertenece a una remota provincia rural de Australia;
está ocupada por más canguros que personas.
Pero eso son sólo sus "oficinas administrativas".
Atlantium es "no territorial", lo cual significa que cualquier persona, de cualquier parte, puede convertirse en ciudadanos.
Tal
y como proclama su página web: "en una época en la que la gente cada
vez está más unida por intereses comunes y propósitos a través de –más
que dentro de– las fronteras naciones tradicionales, Atlantium
ofrece una alternativa a la práctica histórica discriminatoria de
asignar nacionalidades a individuos en base a su 'cuna de nacimiento' o circunstancias".
China permite tener dos hijos
“El País” 29/10/2015
El declive demográfico empuja a China a permitir un segundo hijo.Todas las parejas que lo deseen podrán tener dos hijos, según un comunicado tras el Plenario del Comité Central del Partido Comunista.
La política del hijo único en China va a convertirse en historia después de casi cuatro décadas. El Comité Central del Partido Comunista, tras cuatro días de deliberaciones en un hotel del oeste de Pekín sobre los planes económicos y sociales a aplicar en el país durante los próximos cinco años, anunciaron que todas las parejas que lo deseen podrán tener dos hijos. La medida tendrá que aprobarse aún en el Legislativo chino, la Asamblea Nacional Popular, el próximo marzo, como el resto del 13 Plan Quinquenal, para el periodo 2016-2010.
La reunión plenaria ha acordado "permitir a todos tener dos hijos", indica el comunicado oficial. Se trata, añade, de "poner en marcha políticas que hagan frente al envejecimiento de la población.
Porque el envejecimiento supone uno de los grandes retos que encara el país. En 2014 la población por debajo de los 60 años descendió por tercer año consecutivo, en 3,7 millones de personas, para quedar en 917 millones, según la Oficina Nacional de Estadísticas. La ONU calcula que para 2035 el país contará con casi 400 millones de jubilados, más del 25% de la población
No es el único problema. La política del hijo único, implantada oficialmente a partir de 1980, ha causado un grave desequilibrio entre el número de hombres y mujeres, dada la preferencia cultural por los descendientes varones. Aunque los hospitales no pueden informar del sexo del feto, y en teoría está prohibido el aborto selectivo, en 2014, según las cifras oficiales, nacieron 116 niños por cada 100 niñas. La proporción natural es de aproximadamente 105 varones por cada 100 niñas. Acumulada a través de décadas, esta desproporción ha generado un "exceso" de 34 millones de varones, que a su vez ha suscitado problemas como un aumento del tráfico de mujeres procedentes de otros países más pobres.
El Gobierno chino sostuvo durante mucho tiempo que fue uno de los factores que posibilitó el desarrollo económico. Pero dadas sus graves consecuencias, las autoridades habían venido suavizando ya en la última década una medida que, según los expertos, evitó cerca de 400 millones de nacimientos en el país más poblado del mundo, de 1.361 millones de personas. Aunque la prohibición nunca llegó a aplicarse a absolutamente toda la nación: existían exenciones para las minorías étnicas -aproximadamente 105 millones de personas, según el Censo de 2010- y para los habitantes rurales, si el primogénito era una niña.
En 2013 se aprobó permitir dos hijos a aquellas parejas en las que al menos uno de los miembros a su vez fuera hijo único.
Pero esa reciente relajación no tuvo el éxito que las autoridades esperaban. A mediados de 2015, tan solo 1,5 millones de los 11 millones de parejas que cumplían los requisitos habían solicitado el permiso necesario.
Si hasta ahora las parejas chinas que podían no se han mostrado demasiado entusiasmadas a la hora de aprovechar esa reforma parcial, es poco probable, apuntan los expertos, que la eliminación completa produzca un "boom" de la natalidad. Entre otras cosas, porque incluso durante la prohibición era posible tener un segundo hijo si se deseaba, pagando una multa.
El deseo de tener más hijos ha disminuido mucho, especialmente entre las clases medias urbanas, apunta He Yafu, autor del libro "El Incontrolable Control de la Población". "El coste de criar un segundo hijo es demasiado alto e implica mucha presión económica a las familias", que ya deben afrontar altos precios de la vivienda o de la educación.
En opinión de muchos expertos, la abolición podría haber marcado una diferencia de haber tenido lugar hace una década. Ahora no solo ya no hay un gran apetito por tener más hijos, sino que llega tarde para evitar el envejecimiento de la población. Según Craig Botham, de la gestora de fondos Schroeders, el fin de la medida tendrá "escaso efecto inmediato. El impacto perjudicial de uno de los experimentos de ingeniería social con más éxito de la historia ya está garantizado, dado que la ONU predice una caída del 3% de la población en edad laboral en China entre 2015 y 2030".
Y, según puntualizan las organizaciones pro derechos humanos, la medida no abole lo que el comunicado del Plenario describe como "política básica de planificación familiar" y que en el pasado ha generado graves abusos, incluidos abortos forzosos. Las familias aún tendrán que solicitar una autorización oficial para poder iniciar el embarazo y no podrán decidir si quieren tener más de dos descendientes.
"Aunque es un cambio importante, y un límite de dos hijos es mejor que un límite de uno solo, no debería de haber límites. El Estado continúa manteniendo el control sobre todo tipo de derechos reproductivos, y el cambio de política no hace nada por alterar los abusos del pasado o reducir la perspectiva de más en el futuro", explica Sophie Richardson, directora para China de Human Rights Watch.
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